Los niños menores de dos años reclaman muy a menudo la compañía de un adulto para entretenerse, esta actitud es normal, pero es positivo ir haciendo que, poco a poco, se acostumbren a jugar algunos ratos ellos solos
En todo caso, aunque, sobre todo en estos primeros años de vida, los padres acompañen a los niños en los momentos de juego, sin dejarles físicamente solos, es favorable intercalar momentos de interacción con ellos con otros en los que les permitan entretenerse por ellos mismos. En estos momentos de intervención, se puede realizar también un juego en paralelo, como por ejemplo realizar una construcción mientras el niño realiza otra, mediante lo cual le enseñamos, a través de la imitación, a realizar algo por el mismo.
Es bueno crear un espacio propio para el niño donde tenga a su alcance algunos juguetes didácticos adecuados a su edad. Gracias a la curiosidad natural de los niños, el tener este tiempo para explorar su entorno le permitirá descubrir el mundo que le rodea.
El hecho de jugar a solas permite, entre otras cosas, el favorecer su autonomía, haciéndole más independiente. Esto le permite divertirse y explorar diferentes formas de estar sin la intervención constante de un adulto, lo que es muy positivo para su desarrollo.
El jugar solo va a permitir al niño tomar sus propias decisiones, lo que fomenta su imaginación y creatividad. Además, esto mejora su capacidad de resolver los problemas, al tener que buscar alternativas por él mismo. Por esto es recomendable que el adulto no le solucione las dificultades y sea él el que consiga resolverlas.
Por tanto, para favorecer el desarrollo infantil, es muy positivo que el adulto no intervenga continuamente en el juego del niño, dejándole momentos de libertad para explorar el mundo por si mismo.
Miriam Lara
Psicóloga Infantil y Educadora de Masaje Infantil
Elvira López-Mántaras
Psicóloga Infantil y Experta en Atención Temprana